En estos primeros párrafos, Jesús nos habla directamente en español, son sus palabras exactas en nuestro idioma.
Si sabré Yo lo que es ser víctima de la violencia… Siempre escarnecido, nunca bastante ofendido, como si fuese un muñeco que se tira y se maltrata, pasé de manos de los soldados de Herodes a los de Pilatos. Eran hombres habituados a todas las aventuras y osaron llevar su crueldad hasta decirme, en jerga de soldados: “¿Cómo así Te Has quedado sin fuerzas? ¿Tal vez Te Has fatigado demasiado?”
Uno, más que los otros, porque estaba poseído por Satanás se ensañó en Mi carne y fue quien Me clavó en la cabeza las crueles espinas. Tenían en sus manos a un ser casi condenado y el permiso tácito de Herodes primero y luego de Pilatos, de hacerme lo que quisieran.
¡Ciegos! El hombre se embrutece o se vuelve angelical en forma indebida. El deber de esos bellacos era custodiarme, lo demás lo hacían instigados por Satanás y por un feroz placer que era reducir a un Hombre a poco más que un miserable estropajo.
Se contentó mucho Herodes al verme adornado como un rey de burla; la vestidura que Me hizo poner lo incitó hasta la blasfemia y Mi silencio lo frustró hasta el despecho. Nada tiene que decir a la criatura el Creador que ve la obstinación en la culpa; nada, porque el obstinado es, en ciertos casos, ya un condenado.
Tal era en efecto Herodes, inmerso en vicios que no se repiten, además de asesino de los más feroces. Sus soldados eran dignos de él e imitaban sus hechos, por cierto nada heroicos. En manos de esos esbirros Mi Humanidad era azotada hasta sangrar sin poder abrir la boca.
En cuanto a los soldados romanos, puestos al servicio de Pilatos, diré que eran menos bestiales, pero con todo siempre malvados. Pero entre ellos estaba el poseído de Satanás, el que Me coronó para siempre, con Mi Corona de espinas, Corona sangrienta y diadema de valor
Mi poder lo superó todo y venció a todos. Soy todavía y siempre el vencedor de toda especie de violencia y no acepto de nadie la lucha sino para obtener victoria.
Después de flagelarme, Me escupieron y Me dieron varios golpes violentos en Mi Cabeza, dejándome aturdido. Me dieron patadas en el Estómago, dejándome sin aliento, y que Me hicieron caer al suelo, gimiendo de dolor.
Se divirtieron Conmigo, turnándose para patearme. Estaba irreconocible. Mi Cuerpo estaba destrozado y también lo estaba Mi Corazón. Mi Carne, desgarrada en pedazos, colgaba de todo Mi Cuerpo.
Uno de ellos Me levantó y Me arrastró, porque Mis Piernas ya no podían sostenerme. Después, Me pusieron una de sus vestiduras, Me arrastraron y continuaron golpeándome. Me golpearon el Rostro, Me rompieron la Nariz, hostigándome. Escuchaba sus injurias, ¡Sus gritos y sus burlas resonaban con tal odio, que aumentaban Mi Cáliz! Les oía decir: "¿Dónde están tus amigos mientras que su Rey está aquí, con nosotros? ¿Todos los judíos son tan traidores como ellos? ¡Miren a su Rey!". Y Me coronaron con una Corona de Espinas trenzada. "¿Dónde están tus judíos para aclamarte? Tú eres Rey, ¿no es así? ¿Puedes entonces imitar a un rey? ¡Ríete! No llores. Tú eres rey, ¿no? Pues compórtate como tal".
Me ataron los Pies con cuerdas y Me dijeron que caminara hacia donde se encontraba Mi Cruz. Pero Yo no podía ir, porque Me habían atado los Pies. Me tiraron, entonces, al suelo y Me arrastraron del Cabello, hasta Mi Cruz. Mi dolor era intolerable. Algunos pedazos de Mi Carne, que habían quedado colgando después de la flagelación, fueron desgarrados.
Desataron, entonces, las ataduras de Mis Pies y Me dieron patadas para obligarme a levantar y a llevar Mi carga sobre Mis Hombros.
Yo no podía ver donde estaba Mi Cruz, ya que Mis Ojos estaban llenos de Sangre que goteaba a causa de las Espinas, que habían penetrado Mi Cabeza. Entonces, levantaron la Cruz, la pusieron sobre Mis Hombros y Me empujaron hacia la puerta. ¡oh, qué pesada era la Cruz que tuve que llevar! Avancé, a tientas, hacia la puerta, guiado por el látigo detrás de Mí. Yo intentaba ver el camino a través de la Sangre, que Me quemaba los Ojos.
Sentí, entonces, alguien que Me enjugaba el Rostro. Mujeres, en agonía, se acercaron para lavar Mi Rostro hinchado. Yo las oí llorar y lamentarse, las sentía: "¡Benditas sean!" les dije. "Mi Sangre lavará todos los pecados de la humanidad. Vean, hijas, el tiempo de su salvación ha llegado". Me levanté con dificultad. La multitud se había enfurecido. No podía ver a ningún amigo a Mi alrededor; nadie estaba allí para consolarme. Mi Agonía parecía aumentar y caí al suelo.
Temiendo que Yo muriera antes de la Crucifixión, los soldados ordenaron a un hombre, llamado Simón, que llevara Mi Cruz. No fue un gesto de bondad o de compasión, sino sólo para conservarme ¡¡vivo!! hasta la Cruz.
Cuando llegamos al monte, Me aventaron al suelo, arrancándome Mis Vestiduras, dejándome desnudo, exponiéndome a la vista de todos. Mis Heridas se volvieron a abrir y Mi Sangre fluía sobre la tierra.
Los soldados Me ofrecieron vino mezclado con hiel. Yo lo rechacé, pues dentro de Mí, tenía la amargura que Me dieron Mis enemigos.
Rápidamente, Me clavaron primero las Manos, y después de haber permitido que los Clavos traspasaran Mi Cruz, estiraron Mi Cuerpo destrozado y, violentamente, Me atravesaron los Pies también ¡Qué sufrimiento! ¡Qué agonía! ¡Qué tormento para Mí Alma! Abandonado por Mis bienamados, renegado por Pedro sobre el que Yo Mismo fundaría Mi Iglesia; renegado por el resto de Mis amigos, dejado completamente solo, abandonado a Mis enemigos, lloré. Mi Alma estaba llena de dolor.
Los soldados levantaron Mi Cruz y la colocaron en el agujero preparado.Miré a la multitud, intentando ver, con dificultad. Con Mis Ojos hinchados, contemplé entonces el mundo. No vi ningún amigo, entre todos los que se burlaban de Mí. Nadie vino a consolarme. "¡Dios Mío, Dios Mío! ¿Por qué Me has abandonado?" Abandonado por todos aquellos que Me amaban.
Mi Mirada se posó entonces sobre Mi Madre. Yo la miré y nuestros corazones hablaron. "Te entrego a Mis hijos bienamados, para que sean, también, tus hijos. Tú serás su Madre".
Todo estaba terminando, la Salvación estaba cerca. Vi abrirse los Cielos y todos los ángeles estaban erguidos, de pie, en silencio. "Padre Mío, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu. Estoy Contigo ahora".
Yo, Jesucristo, te he dictado Mi Agonía. Hija, penetra más profundamente en Mis Llagas. Escucha los Latidos de Mi Corazón... Mi cariño por ti ha llegado a ser locura, hasta el grado de que ahora quiero hacerte que participes Conmigo, de Mi Pasión. Ámame como Yo te amo. Mi Pasión se repite cada día Cada día Soy arrastrado por el camino del Calvario por aquellos que no siguen ya Mi Senda. Mis Agonías son multiplicadas cuando veo a Mis hijos dirigirse al fuego eterno. Mi Corazón se hunde en intolerables dolores al observar tanta ingratitud en esta tierra. Mi Cuerpo es flagelado sin piedad.
Yo sufro. Sin embargo, he llenado sus casas con cosas buenas. Les he dado Mi Paz. Yo los he amado y los amo todavía hasta la Pasión, y sin embargo, soy coronado con una Corona de espinas por ellos mismos. Yo estoy ante ellos como un Mendigo, con Mi Corazón en la Mano, suplicándoles. Pero, a cambio de una mirada amable, ellos se burlan de Mí, Me escupen, se mofan de Mí, golpean Mi Cabeza y Me llevan con violencia al Monte, donde Me vuelven a crucificar. Yo Me consumo lentamente y Mi Sangre se derrama sin cesar. Soy crucificado de nuevo cada día por los pecadores. Yo necesito descansar. ¿Me dejarás descansar? Toma Mi Corona de espinas, Mis Clavos y Mi Cruz... ¿No tienes nada que decirme?
Mi Señor, mi Amado,Tú que me has confiado Tus Joyas más Sagradas, Tú que me has cubierto con Tu Amor y Tu Ternura, Tú que has derramado en mi Tus Enseñanzas,como mirra y que me has llenado del aroma de Tu Perfume, yo me regocijo en Tu Presencia.
Tú me has dado el Don de Tu Amor. Tú me has dado el Don de Tu Pasión y yo, en mi pobreza, no puedo ofrecerte sino más que mis bendiciones, mi voluntad, mi alma y mi corazón.
Hija Mía ¿has comprendido plenamente Mi Pasión? Yo soy El que te ha librado de la muerte. Fui perseguido por tu causa... desfigurado por los golpes, escupido, despreciado, mofado y burlado por tu salvación; flagelado sin piedad a causa de Mi Gran Amor por ti. He llevado tus pecados sobre Mis Hombros sin pronunciar queja alguna, "como cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante los trasquiladores, no abrí Mi Boca". Y por liberarte, bienamada, Me dejé traspasar por aquellos mismos a quienes creé. Sí, ellos perforaron las Manos que los crearon, y a través de Mis Llagas yo te he sanado... Por amor a ti, soporté horas de sufrimientos para sacar tu alma del abismo. Yo soy tu Santo, sin embargo les he permitido extenderme en la Cruz hasta que Mis Huesos se dislocaron. Siente hoy Mi Agonía, siente Mi sed por falta de amor, un amor que ningún raudal podrá jamás apagar y ningún torrente podrá jamás ahogar.
¿Te veré a ti que todavía estás errante en el desierto? Vuelve a Mí, a reconciliarte Conmigo, y vive santamente abandonando tus caminos.
Con dolor y lágrimas he visto a esta generación impía alejarse, siguiendo el Vicio en vez de la Virtud; la Muerte en vez de la Vida, porque esta generación ha confiado en la mentira, concibiendo así el racionalismo que dio a luz al ateísmo. ¿Por cuánto tiempo deberé permanecer abandonado y solitario detrás de cada Tabernáculo, mientras corren por Mis Mejillas Lágrimas de Sangre, dejando desgarrada cada fibra de Mi Corazón? Mis Agonías de Getsemaní se repiten en Mi Alma, hora tras hora; entra en Mis Llagas y comprenderás Mis Agonías.
Yo había previsto desde el principio cómo, a pesar de Mi Sacrificio, se levantarían clanes contra Mí y dividirían Mi Cuerpo, dando pie a tantas nuevas doctrinas; y que una vez que su sentido de lo que es cierto y falso estuviera embotado por su discordia, perderían el sentido de la fraternidad... y el gemido de Mis ovejas, desde entonces, ha perforado Mis Oídos... y ahora, como un eco, Mi Clamor desde la Cruz sale a diferentes naciones para llamarlos de regreso y hacerlos uno. Así que, a quien Me pregunte: "¿Por qué corren a torrentes estas Lágrimas de Sangre por Tus Mejillas?", Yo le responderé: Éstas se derraman por ti, hijo Mío, son Lágrimas causadas por los pecados y las impurezas. Y si Me preguntan: "¿Y qué son estas marcas de Tu Cuerpo? ¿Por qué están abiertas Tus Heridas de par en par?, les responderé: "Estas Heridas, hijo Mío, Me las causan diariamente, sin piedad, aquellos a quienes más amo, pero que ahora se han vuelto contra Mí, dejando Mis Heridas abiertas de par en par. Sin embargo ellos fueron los que una vez dijeron: "Nosotros quisiéramos aprender Tus Caminos y seguirte". Intelectualmente, ellos están en la oscuridad y hasta que no mueran a sí mismos, no serán capaces de ver la Luz.
Hoy, nuevamente, en estos días de Cuaresma, vengo a ti, hijo Mío pecador, justo o injusto, o rechazado por la humanidad o zarandeado de un lado a otro, en este mundo, vengo a pedir de , tu reconciliación.Ve a reconciliarte con tu hermano, porque al reconciliarte con él, te estás reconciliando Conmigo, tu Dios. Ofréceme tu paz como Yo te ofrezco Mi Paz. Imítame y sé santo; sacrifícate y ayuna para que puedas crecer en Mi Espíritu que es: Amor, Santidad y Verdad
.
Lo que Yo necesito de ti es la santidad, ¡no seas como los chacales que viven su vida en la noche! ¡Porque Yo conozco tus intenciones desde mucho antes de que nacieras!
En estos días, estoy derramando Mi Espíritu en sus naciones para que crezcan como la hierba, donde hay abundancia de agua. Yo desciendo de esta manera para llenar sus reservas con Mi fruto. Vengo a despertarlos de su letargo y a alejarlos de sus malos caminos.
Y ahora, hago un llamado especial para todos aquellos que están bajo Mi Nombre y trabajan por la Unidad y por la Paz. Les pido que vengan a Mí como niños, que Me miren de frente y Me respondan estas preguntas:
Hermanos, ¿han hecho todo lo que han podido para preservar la unidad de Mi Cuerpo?
Díganme, hermanos, ¿dónde está la Paz que Yo les he dejado, el Don que les he dado?
¿Por qué se están diferenciando, continuamente, en Mí?
¿Están, sinceramente , tratando de estar unidos nuevamente en sus creencias y en sus prácticas?
Yo les digo, solemnemente, que renueven su mente a través de una revolución espiritual, una revolución de amor. Perdonen los rencores que tienen unos contra otros y vengan a Mí renovados, vengan a Mí puros. ¡Despierten de su sueño! Yo estoy a sus puertas y llamo. No sean como la sal que ha perdido su sabor; sean como un árbol del que brotan hermosos retoños y que lleva los frutos de la santidad. Cumplan Mi Ley uniéndose y ayudándose unos a otros.
Como ayer, alzo Mis Ojos al Padre y Le ruego:
Padre Santo, conserva a los que Tú Me has dado, fieles a Tu Nombre, para que sean uno como Nosotros. Para que todos sean uno Padre Recto, recuérdales Mi docilidad, Mi humildad, Mi sinceridad y Mi gran Amor, para que ellos puedan poner fin a Mi Agonía, esta Agonía que es la causa del derramamiento de tanta Sangre en Mi Cuerpo. Permite que reconozcan sus errores y se reconcilien, para que cuando vengan a recibirme, al beberme y comerme, vengan dignamente.Padre, llama a los pastores y enséñales a ser capaces de ceder y a ser dóciles los unos con los otros, sencillos y humildes.Que en este tiempo de Cuaresmacomprendan Mi Expiación y busquen en Mí la verdadera Sabiduría. Amén.
Dichoso el hombre que Me escucha. Dichosos aquellos que siguen Mis Caminos. Dichoso el hombre que se humilla. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Yo, su Señor, los bendigo a ustedes y a sus familias, dejando Mi Suspiro de Amor en sus frentes y Mi Paz en sus pequeños corazones; y no olviden nunca que el Amor está siempre con ustedes. Sean uno.
Que se sepa:
El número de soldados armados: 150
Los que me arrastraron atado: 23
Los verdugos: 83
Los golpes recibidos en Mi cabeza: 150
En Mi estómago: 108
Las patadas en Mis hombros: 80
Atado, fui arrastrado por el pelo: 24 veces.
Escupieron sobre Mi rostro: 180 veces
Fui apaleado en el cuerpo: 6666 veces.
En la cabeza: 100 veces.
Fui brutalmente empujado y a las 12 en punto, alzado por el pelo, pinchado con espinas y tirado de la barba: 23 veces.
Recibí en la cabeza: 20 heridas.
De púas de cecina: 72
Pinchazos de espinas en Mi cabeza: 110
Espinas mortales en la frente: 3
Después fui azotado y vestido como un rey de burla, las heridas en el cuerpo: 1000
Los soldados que me llevaron al Calvario: 608
Me miraron 3 y se burlaron de Mí: 1008
Las Gotas de Sangre que perdí: 28430
Notas: Siempre se pensó que fue de la forma acostumbrada en la época: cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la ejecución, donde el madero vertical estaba clavado de manera fija, esperando a su víctima. El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados al travesaño (no podían clavarles las palmas de las manos porque el peso desgarraría la carne fácilmente, por eso se clavaban los brazos del reo por debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo: el cubito y el radio. Entonces se subía el travesaño y se fijaba al madero vertical. Jesús aquí nos dice que lo clavaron primero en la Cruz y luego lo subieron, es decir por alguna razón Él no llevó el travesaño, sino la Cruz completa. Ana Catalina Emmerich también en sus visiones lo ve así, cargando la Cruz completa. Además, Jesús utiliza la palabra muñecas, en cambio el traductor o traductora utilizó la palabra manos. Jesús ya nos dijo que el Santo Sudario de Turín es verdadero, allí queda más que claro que los clavos atravesaron las muñecas y no las manos. Analizando el mismo Santo Sudario se pudo comprobar que la Corona de Espinas fue realmente un casquete, que le incrustaron mutilando Su cabeza de mala manera, rompiendo carne, venas y nervios.
Jesús nos dice: Me tiraron, entonces, al suelo y Me arrastraron del Cabello, hasta Mi Cruz. Mi dolor era intolerable." En el libro "Advertencias del más allá" el Padre exorcista, en uno de los muchos diálogos con el demonio, le obliga a decir la verdad y referido a este punto el demonio dice lo siguiente: "Más tarde, Cristo fue flagelado. Durante la flagelación, su cuerpo fue herido y lacerado hasta los huesos. Cuando fue crucificado, ya no tenía ni siquiera la mitad de sus cabellos...... Uno se pregunta, ¿por qué tanta violencia contra Jesús? Aquí Él nos dice como la influencia demoníaca estuvo presente en la Pasión. Nos habla incluso de un poseso, que fue quien le clavó la corona o casquete de espinas. El demonio participa activamente para lograr el triunfo, humillar a Jesús y verlo crucificado y muerto. Lo que parece como una victoria del mundo demoníaco, fue realmente una derrota, en el momento mismo de la muerte del Cristo crucificado, se darán cuenta que no ganaron, sino todo lo contrario, fueron absoluta y totalmente derrotados.
El Padre José Antonio Fortea nos lo explica de la siguiente manera:
"Allí, delante de la Cruz, estuvo el infierno entero. Todos y cada uno de los demonios estaban allí, rodeando la Cruz, contemplando con delectación su triunfo: ¡Dios crucificado!
Era el mayor de sus sueños, el más acariciado de sus anhelos, ¡hecho realidad!
Lo que ellos no podían imaginar en ese momento de venganza y odio, era que la mayor derrota era su mayor victoria. La mayor derrota en este mundo, era la mayor victoria del Reino de los Cielos. La Redención estaba consumada. Y posteriormente la Resurrección fue algo que les dejó sin habla. Su victoria demoníaca no había servido absolutamente para nada, y encima regresaba embellecido con todos los tesoros del amor logrados en su Pasión. La derrota era como un guante al que se le daba completamente la vuelta del revés. Y ellos, los demonios, habían sido los instrumentos de esa victoria del amor.
Pero para acabar de complicarles más las cosas había un hecho para ellos tan espantoso o más que la victoria del Amor, y era que de pronto se hicieron conscientes de que Dios Padre no había perdonado la Pasión ni a su mismo Hijo. Este hecho tenía consecuencias tremendas. Si Dios Padre en pago de reparación por los pecados de la humanidad, no había perdonado ni al Justo, entonces podían olvidarse los demonios de ser perdonados al final de los tiempos. La Pasión en la Cruz suponía la prueba palpable de que la Justicia Divina no era trasgredida en vano. Fue en ese momento cuando se hicieron plenamente conscientes todos los demonios de que su condenación no tendría indulto alguno por los siglos de los siglos. Por eso ellos de estar contemplando la Cruz con la alegría de su victoria maligna, pasaron a entender que para ellos sería para siempre el recuerdo terrible de la Justicia Divina. Y por eso por encima de todo, los demonios odian la imagen de la cruz, más que la imagen de la Santísima Virgen María o la imagen de cualquier otro santo o la representación de otro misterio sagrado. El recuerdo de lo que ellos contemplaron como testigos hace dos mil años, presentes, allí, es un recuerdo que quieren borrar de sus mentes y no pueden. En la visión de cualquier cruz recuerdan su derrota y recuerdan que allí perdieron la esperanza de cualquier amnistía".
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