" LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR "
La violencia se
aprende.
El
ser humano, desde su nacimiento, va formando su personalidad y elaborando
estrategias para enfrentarse a la realidad por medio de una constante
interacción con el medio ambiente.
Resulta
evidente, pues, el hecho de que la calidad de ese entorno social pase a
depender, en buena parte, el equilibrio de su vida futura y de ciertas parcelas
esenciales para la supervivencia como, por ejemplo, la sociabilidad y la
adaptabilidad a las condiciones ambientales o estresantes que caracterizan
cualquier relación humana.
Las
personas aprenden de niños a relacionarse viendo cómo se relacionan los
adultos. Los niños aprenden a resolver conflictos observando cómo los mayores
los resuelven.
Aprenden
a querer, a tolerar y a comprender si se sienten queridos, tolerados y
comprendidos.
Si
sus necesidades biológicas y emocionales se satisfacen razonablemente, los
pequeños empiezan a desarrollar el sentido de seguridad en sí mismos y en los
demás. Si, por el contrario, sus exigencias vitales son ignoradas, tienden a
adoptar un carácter desconfiado y temeroso.
Estudios
realizados en Estados Unidos, Inglaterra, Escocia, Francia, Holanda y México
indican que la violencia es un comportamiento aprendido; el 81% de los hombres
maltratadores fueron testigos o víctimas de maltrato en su niñez.
No basta con
desear o creer que se ama a un hijo. Lo fundamental es hacerlo de tal forma que
éste tenga efectivamente la sensación de ser querido, de ser comprendido, de
que él es importante. Es decir, hay que dedicarle tiempo y preocuparse por
conocerlo, descubrirlo, atenderlo y respetarlo.
Así
pues, resulta esencial para prevenir comportamientos violentos o agresivos
durante la juventud o la madurez tratar a los niños con paciencia y serenidad,
sin imponerles actitudes de manera excesivamente autoritaria, con cariño y
respeto.
Principios
culturales, costumbres sociales y normas religiosas han defendido e inculcado
tradicionalmente la subyugación casi absoluta de la mujer al hombre y de los
pequeños a los progenitores.
En
nuestra cultura, y desde hace muchos siglos, a los padres se les ha adjudicado
una autoridad incuestionable sobre su descendencia, y al hombre la misma
autoridad y poder sobre su mujer.
Además
de ejercer un dominio ilimitado, el hombre se ha sentido hasta hace poco con
derecho a la obediencia, a la lealtad y al respeto incondicional de sus hijos y
de su esposa.
La
mujer, gracias, entre otros factores, a su reciente incorporación al trabajo,
ha ido ganando una autonomía y una independencia que le han proporcionado la
posibilidad de decidir sobre su vida y de no tolerar una situación de dominio
por parte de su pareja.
Con
la defensa de sus derechos como personas van abandonando su posición víctimas y
van logrando que el hombre las respete. Van estableciendo una relación de
igualdad con su compañero. El hombre, por su parte, se va adaptando a esta
nueva y más igualitaria dinámica de pareja.
Los
nuevos modelos de relación se prestan menos a la violencia por que se basan, al
menos teóricamente, en expectativas de igualdad.
A
la disminución del maltrato familiar han contribuido la mayor concientización y
el rechazo social a la violencia en el hogar, la extensa divulgación de este
problema llevada a cabo por los medios de comunicación y el efecto de freno que
ejerce la tendencia de una legislación más firme y severa.
¿QUÉ ES LA VIOLENCIA FAMILIAR?
ANTECEDENTES
HISTORICOS SOBRE LA VIOLENCIA FAMILIAR.
Al
inicio de la historia de la humanidad las mujeres vivían una situación de mayor
igualdad con respecto a la situación de los hombres; las mujeres no solo eran más
libres, sino que, tenían una posición altamente respetada y, durante las
primeras etapas de la civilización, constituían el gran poder entre los clanes
(CIOHAL, 1987, cit. por Ruiz, Martha, 1997). Según Engels, fue la transición
del matrimonio grupal y la familia extendida, al matrimonio de parejas y la
familia nuclear lo que propició la caída del “derecho materno” y el
reforzamiento de la monogamia y esto trajo consigo el completo sojuzgamiento de
un sexo por el otro.
Cuando
aparece por primera vez el matrimonio por pareja, el hombre toma las riendas
del hogar y comienza a considerar a las personas que allí habitan como unidades
de propiedad, así la monogamia pudo deshumanizar a la mujer a lo largo de la
historia teniendo como base la “pureza” y el “honor”, con lo que se mide aún
hoy la conducta correcta. En base a ello, posteriormente, las mujeres eran
compradas y vendidas como ganado. Si la mujer mostraba signos de voluntad o
pensamientos propios aparecía como algo natural el que se le pegara. Es así como
a través del tiempo y en todas las culturas, tanto monógamas como polígamas, se
observa como esta arraigada la desigualdad sexual; por ejemplo, en Atenas, a
las mujeres se les tenía prohibido salir de sus casas, a menos que fueran
acompañadas de una esclava. A las mujeres árabes, cuando se les permitía salir
tenían que usar velos y faldas que las cubrieran totalmente.
EN LA INDIA ERA LA MUJER LA que padecía desnutrición y hambre. En la edad
media, la iglesia santificaba el sometimiento de las mujeres a sus maridos en
todo, al grado de quemarlas vivas por amenazar a sus maridos, por contestarles,
por rechazar los consejos de los curas, por robar, por ejercer la prostitución,
por adulterio, por salir embarazadas fuera del matrimonio, por permitir la sodomía
(aún cuando el marido o el sacerdote que la practicaban fueran perdonados), por
masturbarse, por lesbianismo, por descuidar a sus hijos, por aborto espontáneo,
aunque hubiera sido producido por un golpe propinado por el marido.
De
esta manera, la iglesia cristiana unió la inferioridad de las mujeres a la
superioridad de los hombres, dando así su aprobación a la violencia domestica,
ya que al hombre se le daba el permiso para castigar a su esposa e hijos para
corregirlos (Del Martín, 1985, cit. por Ruiz, Martha, 1997).
Estas
normas dentro del matrimonio y a familia han surgido de las tradiciones
antiguas y tiene prestigio ancestral que es preciso desarraigarlas. A través de
los años se han descartando algunas practicas como las antes señaladas y la familia
ha dejado de ser considerada como “el refugio que nadie, menos aún un extraño
al grupo familiar, tenía derecho de invadir” (Sullivan, 1992, cit. por Ruiz,
Martha, 1997).
En
los últimos años, el tema de la violencia familiar ha dejado de ser considerado
como un asunto estrictamente privado y ha salido a la luz pública como un
asunto de interés social.
DEFINICION DE VIOLENCIA.
El término violencia suele entenderse
solo como agresión física (golpes, heridas, asesinatos), sin embargo, violencia
es también agresión verbal (los insultos, las amenazas, las burlas) así como
las actitudes (gestos, miradas, abandono); la violencia es física, psicológica
y social.
No
solo los individuos cometen o pueden ser víctimas de violencia; familias,
grupos sociales y étnicos, pueblos enteros han sido y serán víctimas de
violencia (de ahí las guerras, los asesinos en masa y la discriminación sexual,
racial, etc.).
La
negligencia e irresponsabilidad del Estado que genera crisis, desastres y
pobreza, es también una forma de violencia social que afecta a miles o millones
de personas.
DEFINICION DE VIOLENCIA FAMILIAR.
La violencia familiar se define como el
conjunto de actos, omisiones o conductas intencionales o constantes ocasionadas
por un miembro de la familia a otro(s), provocándoles sufrimientos físico,
emocional o sexual.
Estos actos pueden ocurrir todos los
días, una vez por semana o solo de vez en cuando; pueden ocurrir en lugares
privados, como en el hogar, en el automóvil, o en lugares públicos, como en la
calle, en una tienda o en un parque; pueden ocasionar un morete, un dolor que
nadie puede ver, una sensación de pánico y/o hasta la muerte.
TIPOS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.
Podemos
identificar 5 tipos de violencia en la familia:
·
Violencia física.
·
Violencia psicológica o emocional
·
Violencia sexual
·
Violencia económica
·
Actos destructivos indirectos
a)
Manifestaciones de la violencia física:
·
Te escupe, te golpea, te pellizca, te muerde, te
corta, te patea, te quema.
·
Te avienta cosas.
·
Te detiene o sujeta contra tu voluntad.
·
Te lastima o amenaza con un arma mortal (pistola,
cuchillo, navaja, martillo, machete, barra metálica, etc.) o con un cinto,
tijeras, ladrillo u otra cosa.
·
Te abandona o te corre de la casa.
·
Te descuida cuando estas enferma o embarazada.
·
Te pone en peligro manejando mal y sin cuidado.
b) Manifestaciones de la violencia
psicológica:
·
Te insulta, se burla de ti o de tu familia, te
humilla, te avergüenza,
·
Te dice:
-
que eres una persona estúpida, loca, sucia.
-
que eres gorda, floja y/o fea.
-
que nunca haces nada bien.
-
que jamás nadie te querrá.
-
que no mereces cosas buenas.
·
Te acusa injustificadamente de traicionarlo.
·
Te cela.
·
Te niega cariño para castigarte.
·
Te amenaza con golpearte o matarte, o que dañara a tus
hijos.
·
No te permite:
-
trabajar, estudiar o participar en situaciones que te
permitan desarrollarte o que te hacen sentir bien.
-
tener amistades.
-
visitar a tu familia.
-
salir del hogar.
·
Te cuenta de sus aventuras amorosas con otras mujeres.
·
Trata de controlarte con mentiras, contradicciones o
promesas que nunca cumple.
·
Escucha tus platicas indebidamente.
c) Manifestaciones de la violencia
sexual:
·
Te obliga a tener relaciones sexuales cuando tu no
quieres.
·
Te obliga a participar en actos sexuales que no te
gustan, que son dolorosos o que atentan contra tu moral.
·
Te dice que no sirves para las relaciones sexuales.
·
No tiene relaciones sexuales contigo.
·
Te obliga a tener sexo con otras personas o a que veas
a otras personas tener relaciones sexuales.
·
Te cuenta de sus relaciones sexuales con otras mujeres
a pesar de que tu no quieres oírlo.
d) Manifestaciones de la violencia
económica:
·
Te obliga a que le des tu dinero, tus propiedades o
tus cosas personales.
·
No te deja trabajar fuera de la casa.
·
Te obliga a pedir dinero para cada cosa.
·
Te acusa de robarle, a sabiendas de que lo que te da
no es suficiente para los gastos.
·
Te inventa que no hay dinero para gastos que
consideras importantes.
·
Gasta, sin consultarte, cuando quiere algo o considera
que es importante.
·
Te priva de vestimenta, alimentos, transporte o
refugio.
e) Manifestaciones de actos
destructivos indirectos:
·
Daña tus muebles.
·
Esculca tus cosas.
·
Hace un desastre de tu casa.
·
Desinfla o daña las llantas de tu coche.
·
Rompe ventanas.
·
Se roba tus cosas.
·
Mata a tus animales para asustarte o castigarte.
·
Destruye tu ropa, alhajas, retratos de tu familia u
otras prendas u objetos que el sabe que aprecias.
CICLO DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.
En
las familias donde se da la violencia se ha comprobado que generalmente esta se
caracteriza por presentarse en un ciclo de 3 fases:
FASE 1:
“Acumulación de la tensión”
Caracterizada
por cambios repentinos en el animo del agresor, quien comienza a reaccionar
negativamente ante lo que él siente como frustración de sus deseos, esto con
pequeños episodios de violencia que van cada vez en aumento.
Son notables
los siguientes síntomas:
·
Intolerancia.
·
Desagrado.
·
Irritación.
FASE 2: “Episodio agudo”
Esta fase es la más corta, pues su tiempo de duración está entre 2 y 24
horas; se caracteriza por la fuerza destructiva de los ataques, donde el
victimario comienza a querer “convencer de que no vuelva a comportarse de
cierta manera” y termina encontrando que la ha lastimado muy cruelmente, en
algunos casos hasta cuando ella ha perdido el conocimiento.
La victima
cuando recobra el conocimiento tiene reacciones similares a las que presentan
las victimas de desastres naturales. Los síntomas de su colapso emocional
incluyen: indiferencia, depresión profunda y sentimientos de desamparo.
Son notables
los siguientes síntomas:
·
Ira.
·
Golpes.
·
Insultos.
·
Pelea.
·
Tensión.
·
Amenazas.
FASE 3: “Luna
de miel”
Cuando pasa el ataque agudo, le sigue un período inicial de “shock”, se
niega el hecho por parte de ambas partes y se justifica la seriedad del ataque,
mostrando el agresor una actitud extremo amorosa y arrepentido trata de reparar
el daño causado haciéndole regalos, promesas de que no se volverá a repetir esa
situación e, incluso, implorando su perdón.
La mujer maltratada quiere creer que no volverá a sufrir agresiones, la
actitud arrepentida de su pareja apoya sus ganas de creer en que él realmente
va a cambiar y elige pensar que esta cara de su compañero es la verdadera, así
es como la pareja después de un tiempo en esta tercera fase no se da cuenta
cuando comienzan a incurrir otra vez en los incidentes “pequeños” de la primera
fase.
Son notables los siguientes síntomas:
·
Culpabilidad.
·
Remordimiento.
·
Promesas.
·
Regalos.
·
Viajes.
Este
ciclo puede completarse en poco o mucho tiempo y la violencia suele ser cada
vez más intensa.
Es
deseable que los profesionales de la salud (médicos, enfermeras, odontólogos,
educadores físicos, nutriológos y, por supuesto, psicólogos) conozcan a fondo
el problema de la violencia familiar, ya que si nos queda claro, por ejemplo,
el ciclo de la violencia, si no son capaces de detectar cuando hay un problema
de este tipo, la persona que fue maltratada lo volverá a ser en un futuro y con
mayor intensidad. No se valdría decir “es que ella continua en esa relación de
pareja porque es masoquista” o “su padre o madre lo castigaron físicamente, pero
es por su bien”. No podemos seguir siendo testigos mudos y cómplices
silenciosos de los maltratadores.
¡Hay mucho por
hacer!
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