20/11/11

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR



" LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR "     
   La violencia se aprende.




        El ser humano, desde su nacimiento, va formando su personalidad y elaborando estrategias para enfrentarse a la realidad por medio de una constante interacción con el medio ambiente.

        Resulta evidente, pues, el hecho de que la calidad de ese entorno social pase a depender, en buena parte, el equilibrio de su vida futura y de ciertas parcelas esenciales para la supervivencia como, por ejemplo, la sociabilidad y la adaptabilidad a las condiciones ambientales o estresantes que caracterizan cualquier relación humana.

        Las personas aprenden de niños a relacionarse viendo cómo se relacionan los adultos. Los niños aprenden a resolver conflictos observando cómo los mayores los resuelven.

        Aprenden a querer, a tolerar y a comprender si se sienten queridos, tolerados y comprendidos.

        Si sus necesidades biológicas y emocionales se satisfacen razonablemente, los pequeños empiezan a desarrollar el sentido de seguridad en sí mismos y en los demás. Si, por el contrario, sus exigencias vitales son ignoradas, tienden a adoptar un carácter desconfiado y temeroso.

        Estudios realizados en Estados Unidos, Inglaterra, Escocia, Francia, Holanda y México indican que la violencia es un comportamiento aprendido; el 81% de los hombres maltratadores fueron testigos o víctimas de maltrato en su niñez.

No basta con desear o creer que se ama a un hijo. Lo fundamental es hacerlo de tal forma que éste tenga efectivamente la sensación de ser querido, de ser comprendido, de que él es importante. Es decir, hay que dedicarle tiempo y preocuparse por conocerlo, descubrirlo, atenderlo y respetarlo.

        Así pues, resulta esencial para prevenir comportamientos violentos o agresivos durante la juventud o la madurez tratar a los niños con paciencia y serenidad, sin imponerles actitudes de manera excesivamente autoritaria, con cariño y respeto.

        Principios culturales, costumbres sociales y normas religiosas han defendido e inculcado tradicionalmente la subyugación casi absoluta de la mujer al hombre y de los pequeños a los progenitores.

        En nuestra cultura, y desde hace muchos siglos, a los padres se les ha adjudicado una autoridad incuestionable sobre su descendencia, y al hombre la misma autoridad y poder sobre su mujer.

        Además de ejercer un dominio ilimitado, el hombre se ha sentido hasta hace poco con derecho a la obediencia, a la lealtad y al respeto incondicional de sus hijos y de su esposa.

        La mujer, gracias, entre otros factores, a su reciente incorporación al trabajo, ha ido ganando una autonomía y una independencia que le han proporcionado la posibilidad de decidir sobre su vida y de no tolerar una situación de dominio por parte de su pareja.

        Con la defensa de sus derechos como personas van abandonando su posición víctimas y van logrando que el hombre las respete. Van estableciendo una relación de igualdad con su compañero. El hombre, por su parte, se va adaptando a esta nueva y más igualitaria dinámica de pareja.

        Los nuevos modelos de relación se prestan menos a la violencia por que se basan, al menos teóricamente, en expectativas de igualdad.

        A la disminución del maltrato familiar han contribuido la mayor concientización y el rechazo social a la violencia en el hogar, la extensa divulgación de este problema llevada a cabo por los medios de comunicación y el efecto de freno que ejerce la tendencia de una legislación más firme y severa.




¿QUÉ ES LA VIOLENCIA FAMILIAR?

ANTECEDENTES HISTORICOS SOBRE LA VIOLENCIA FAMILIAR.


        Al inicio de la historia de la humanidad las mujeres vivían una situación de mayor igualdad con respecto a la situación de los hombres; las mujeres no solo eran más libres, sino que, tenían una posición altamente respetada y, durante las primeras etapas de la civilización, constituían el gran poder entre los clanes (CIOHAL, 1987, cit. por Ruiz, Martha, 1997). Según Engels, fue la transición del matrimonio grupal y la familia extendida, al matrimonio de parejas y la familia nuclear lo que propició la caída del “derecho materno” y el reforzamiento de la monogamia y esto trajo consigo el completo sojuzgamiento de un sexo por el otro.

        Cuando aparece por primera vez el matrimonio por pareja, el hombre toma las riendas del hogar y comienza a considerar a las personas que allí habitan como unidades de propiedad, así la monogamia pudo deshumanizar a la mujer a lo largo de la historia teniendo como base la “pureza” y el “honor”, con lo que se mide aún hoy la conducta correcta. En base a ello, posteriormente, las mujeres eran compradas y vendidas como ganado. Si la mujer mostraba signos de voluntad o pensamientos propios aparecía como algo natural el que se le pegara. Es así como a través del tiempo y en todas las culturas, tanto monógamas como polígamas, se observa como esta arraigada la desigualdad sexual; por ejemplo, en Atenas, a las mujeres se les tenía prohibido salir de sus casas, a menos que fueran acompañadas de una esclava. A las mujeres árabes, cuando se les permitía salir tenían que usar velos y faldas que las cubrieran totalmente.

EN LA INDIA ERA LA MUJER LA  que padecía desnutrición y hambre. En la edad media, la iglesia santificaba el sometimiento de las mujeres a sus maridos en todo, al grado de quemarlas vivas por amenazar a sus maridos, por contestarles, por rechazar los consejos de los curas, por robar, por ejercer la prostitución, por adulterio, por salir embarazadas fuera del matrimonio, por permitir la sodomía (aún cuando el marido o el sacerdote que la practicaban fueran perdonados), por masturbarse, por lesbianismo, por descuidar a sus hijos, por aborto espontáneo, aunque hubiera sido producido por un golpe propinado por el marido.

        De esta manera, la iglesia cristiana unió la inferioridad de las mujeres a la superioridad de los hombres, dando así su aprobación a la violencia domestica, ya que al hombre se le daba el permiso para castigar a su esposa e hijos para corregirlos (Del Martín, 1985, cit. por Ruiz, Martha, 1997).

        Estas normas dentro del matrimonio y a familia han surgido de las tradiciones antiguas y tiene prestigio ancestral que es preciso desarraigarlas. A través de los años se han descartando algunas practicas como las antes señaladas y la familia ha dejado de ser considerada como “el refugio que nadie, menos aún un extraño al grupo familiar, tenía derecho de invadir” (Sullivan, 1992, cit. por Ruiz, Martha, 1997).

        En los últimos años, el tema de la violencia familiar ha dejado de ser considerado como un asunto estrictamente privado y ha salido a la luz pública como un asunto de interés social.


DEFINICION DE VIOLENCIA.


        El término violencia suele entenderse solo como agresión física (golpes, heridas, asesinatos), sin embargo, violencia es también agresión verbal (los insultos, las amenazas, las burlas) así como las actitudes (gestos, miradas, abandono); la violencia es física, psicológica y social.

        No solo los individuos cometen o pueden ser víctimas de violencia; familias, grupos sociales y étnicos, pueblos enteros han sido y serán víctimas de violencia (de ahí las guerras, los asesinos en masa y la discriminación sexual, racial, etc.).

        La negligencia e irresponsabilidad del Estado que genera crisis, desastres y pobreza, es también una forma de violencia social que afecta a miles o millones de personas.


DEFINICION DE VIOLENCIA FAMILIAR.


        La violencia familiar se define como el conjunto de actos, omisiones o conductas intencionales o constantes ocasionadas por un miembro de la familia a otro(s), provocándoles sufrimientos físico, emocional o sexual.

        Estos actos pueden ocurrir todos los días, una vez por semana o solo de vez en cuando; pueden ocurrir en lugares privados, como en el hogar, en el automóvil, o en lugares públicos, como en la calle, en una tienda o en un parque; pueden ocasionar un morete, un dolor que nadie puede ver, una sensación de pánico y/o hasta la muerte.


TIPOS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.


        Podemos identificar 5 tipos de violencia en la familia:

·        Violencia física.

·        Violencia psicológica o emocional

·        Violencia sexual

·        Violencia económica

·        Actos destructivos indirectos


a) Manifestaciones de la violencia física:


·        Te escupe, te golpea, te pellizca, te muerde, te corta, te patea, te quema.

·        Te avienta cosas.

·        Te detiene o sujeta contra tu voluntad.

·        Te lastima o amenaza con un arma mortal (pistola, cuchillo, navaja, martillo, machete, barra metálica, etc.) o con un cinto, tijeras, ladrillo u otra cosa.

·        Te abandona o te corre de la casa.

·        Te descuida cuando estas enferma o embarazada.

·        Te pone en peligro manejando mal y sin cuidado.


b) Manifestaciones de la violencia psicológica:


·        Te insulta, se burla de ti o de tu familia, te humilla, te avergüenza,

·        Te dice:

-                     que eres una persona estúpida, loca, sucia.

-                     que eres gorda, floja y/o fea.

-                     que nunca haces nada bien.

-                     que jamás nadie te querrá.

-                     que no mereces cosas buenas.


·        Te acusa injustificadamente de traicionarlo.

·        Te cela.

·        Te niega cariño para castigarte.

·        Te amenaza con golpearte o matarte, o que dañara a tus hijos.

·        No te permite:

-                     trabajar, estudiar o participar en situaciones que te permitan desarrollarte o que te hacen sentir bien.

-                     tener amistades.

-                     visitar a tu familia.

-                     salir del hogar.

·        Te cuenta de sus aventuras amorosas con otras mujeres.

·        Trata de controlarte con mentiras, contradicciones o promesas que nunca cumple.

·        Escucha tus platicas indebidamente.


c) Manifestaciones de la violencia sexual:


·        Te obliga a tener relaciones sexuales cuando tu no quieres.

·        Te obliga a participar en actos sexuales que no te gustan, que son dolorosos o que atentan contra tu moral.

·        Te dice que no sirves para las relaciones sexuales.

·        No tiene relaciones sexuales contigo.

·        Te obliga a tener sexo con otras personas o a que veas a otras personas tener relaciones sexuales.

·        Te cuenta de sus relaciones sexuales con otras mujeres a pesar de que tu no quieres oírlo.


d) Manifestaciones de la violencia económica:


·        Te obliga a que le des tu dinero, tus propiedades o tus cosas personales.

·        No te deja trabajar fuera de la casa.

·        Te obliga a pedir dinero para cada cosa.

·        Te acusa de robarle, a sabiendas de que lo que te da no es suficiente para los gastos.

·        Te inventa que no hay dinero para gastos que consideras importantes.

·        Gasta, sin consultarte, cuando quiere algo o considera que es importante.

·        Te priva de vestimenta, alimentos, transporte o refugio.


e) Manifestaciones de actos destructivos indirectos:


·        Daña tus muebles.

·        Esculca tus cosas.

·        Hace un desastre de tu casa.

·        Desinfla o daña las llantas de tu coche.

·        Rompe ventanas.

·        Se roba tus cosas.

·        Mata a tus animales para asustarte o castigarte.

·        Destruye tu ropa, alhajas, retratos de tu familia u otras prendas u objetos que el sabe que aprecias.


CICLO DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.


        En las familias donde se da la violencia se ha comprobado que generalmente esta se caracteriza por presentarse en un ciclo de 3 fases:


FASE 1: “Acumulación de la tensión”

Caracterizada por cambios repentinos en el animo del agresor, quien comienza a reaccionar negativamente ante lo que él siente como frustración de sus deseos, esto con pequeños episodios de violencia que van cada vez en aumento.

Son notables los siguientes síntomas:

·        Intolerancia.
·        Desagrado.
·        Irritación.


FASE 2:  “Episodio agudo”

Esta fase es la más corta, pues su tiempo de duración está entre 2 y 24 horas; se caracteriza por la fuerza destructiva de los ataques, donde el victimario comienza a querer “convencer de que no vuelva a comportarse de cierta manera” y termina encontrando que la ha lastimado muy cruelmente, en algunos casos hasta cuando ella ha perdido el conocimiento.

La victima cuando recobra el conocimiento tiene reacciones similares a las que presentan las victimas de desastres naturales. Los síntomas de su colapso emocional incluyen: indiferencia, depresión profunda y sentimientos de desamparo.

Son notables los siguientes síntomas:

·        Ira.
·        Golpes.
·        Insultos.
·        Pelea.
·        Tensión.
·        Amenazas.


FASE 3: “Luna de miel”

Cuando pasa el ataque agudo, le sigue un período inicial de “shock”, se niega el hecho por parte de ambas partes y se justifica la seriedad del ataque, mostrando el agresor una actitud extremo amorosa y arrepentido trata de reparar el daño causado haciéndole regalos, promesas de que no se volverá a repetir esa situación e, incluso, implorando su perdón.

La mujer maltratada quiere creer que no volverá a sufrir agresiones, la actitud arrepentida de su pareja apoya sus ganas de creer en que él realmente va a cambiar y elige pensar que esta cara de su compañero es la verdadera, así es como la pareja después de un tiempo en esta tercera fase no se da cuenta cuando comienzan a incurrir otra vez en los incidentes “pequeños” de la primera fase.

Son notables los siguientes síntomas:

·        Culpabilidad.
·        Remordimiento.
·        Promesas.
·        Regalos.
·        Viajes.


Este ciclo puede completarse en poco o mucho tiempo y la violencia suele ser cada vez más intensa.



Es deseable que los profesionales de la salud (médicos, enfermeras, odontólogos, educadores físicos, nutriológos y, por supuesto, psicólogos) conozcan a fondo el problema de la violencia familiar, ya que si nos queda claro, por ejemplo, el ciclo de la violencia, si no son capaces de detectar cuando hay un problema de este tipo, la persona que fue maltratada lo volverá a ser en un futuro y con mayor intensidad. No se valdría decir “es que ella continua en esa relación de pareja porque es masoquista” o “su padre o madre lo castigaron físicamente, pero es por su bien”. No podemos seguir siendo testigos mudos y cómplices silenciosos de los maltratadores.



¡Hay mucho por hacer!

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