12/10/10

LIC. LEOBARDO LARIOS GUZMAN un gran hombre, "por que ya no hay hombres asi"

Por Francisco JIMENEZ REYNOSO

Parece que fue ayer, pero hace ya quince años de que un gran hombre fue cobardemente asesinado.

Don Leobardo Larios Guzmán.

Icono y prototipo del abogado de ayer, hoy y siempre…

Hombre ilustre de nuestro vecino estado de Zacatecas, ¡y de Jalisco, también!

Fue, es, y será: ejemplo para estudiosos del derecho, profesores, catedráticos, servidores públicos… y hombres que aspiren a trascender en este mundo sirviendo a su prójimo.

Formador y forjador de múltiples generaciones de abogados y servidores públicos.

Sus alumnos, de nuestra Alma Mater, la Universidad de Guadalajara, señalan que al encontrarse desorientados por el veloz ir y venir de sus pensamientos inexpertos en el campo del derecho, sentían, cómo el señor procurador flexibilizaba su espíritu, al nivel de los jóvenes y de esta manera todos aprendían de los conocimientos y experiencia de un personaje de esta talla.

El contacto directo con Don Leobardo Larios Guzmán era imponente, además de imprimir en las mentes de los jóvenes estudiantes conocimientos, éramos tatuados con el sello de su fuerte personalidad.

Recuerdo claramente como de forma personal y afable recibía a cualquier ciudadano que acudía con el señor Procurador de nuestra entidad: Jalisco. Escuchaba con suma atención a hombres, mujeres, ancianos, que acudían a él, en demanda de justicia, en sus audiencias públicas.

Hombre parco, de pocas palabras, de sabiduría profunda. Aparentemente de un carácter recio… Pero los que tuvimos el privilegio de conocerlo, sabemos que era un hombre con una extrema sensibilidad hacia las personas. El amor que sentía hacia su familia; empezando por su señora madre, su esposa Doña Angelina, sus hijos: Alberto, (mi gran amigo) María Elena y Cuquita.

Su amor hacia sus semejantes no se limitaba a su familia, Don Leobardo tenía un corazón grande… Amaba a la humanidad y la humanidad le era reciproca.

Maestro y formador de múltiples generaciones de abogados que aún deambulan en prácticamente todas las dependencias públicas.

Por nuestra condición humana, Don Leobardo cotidianamente era mediador en conflictos entre nosotros los ciudadanos. Conciliador natural, resolvía situaciones espinosas con una dulzura y firmeza a la vez extraordinaria, propia de un hombre fuera de serie. Sin duda tocado por Dios.

Sin embargo, dos magnos asuntos, también estuvieron en manos del Señor Procurador Don Leobardo Larios Guzmán: las explosiones del fatídico 22 de abril de 1992, que enlutaron a Guadalajara, Jalisco y México. Y el magnicidio del entonces cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo… ambos eventos por su relevancia le dieron la vuelta al mundo, dibujando su figura, la de un magnífico hombre interesado en todos los sucesos que afectaban a la sociedad.

El hombre al que nos referimos, rechazo participar en hechos ilícitos, lo que propicio que actuaran aquellos seres, que con sus mentes turbadas nos separaran de él. 15 años han pasado de que estos criminales perpetraron este lamentable acontecimiento en contra del maestro y de la sociedad en general.

Sin embargo, con ese acto vil, no pueden evitar que recordemos al hombre valiente, recto, digno, integro, culto… Estos sicarios no lograron su cometido. Nos quitaron, si, a Don Leobardo, ¡pero solo al de carne y hueso! Por que al ángel que se arraigo en nuestros corazones desde el día que partió a otro plano de vida, “al celestial”; a ese Leobardo “al espiritual” ¡nada ni nadie! nos lo podrá arrancar de nuestros corazones.

Lo cierto es que Don Leobardo fue, en vida, un paladín de la justicia, de una personalidad fuerte, y lucho con tal acierto que resulto vencedor.

Ahora, desde donde se encuentra, es paradigma para todo abogado, que intenta dignificar nuestra noble profesión. Como fuente de inspiración que es, los invito a todos, cuando nos encontremos en una situación difícil, que en el campo de nuestra ardua tarea, no son ni serán pocas las ocasiones que nos encontremos en estas encrucijadas... A cerrar unos segundos nuestros ojos, y preguntar a Don Leobardo: ¿cuál es la decisión correcta?, sin duda recibirán su sabio y prudente consejo.

Finalmente, no puedo evadir en mi mente, y siento como si el mismo Don Leobardo fuese el mensajero que me pide que transmita lo siguiente, para que intentemos atenuar nuestra impotencia en contra de quienes perpetraron este crimen que segó su vida física; las palabras del maestro que en el gólgota dijo: “perdónalos Señor, por que no saben lo que hacen”.

Guadalajara, Jalisco, 10 de mayo de 2010.

1 comentario:

  1. de tan obre que era el procurador el dia que fue asecinado decidio no llevar guarda espaldas para que no sufrieran en otras casas la perdida de un ser querido. recuerdo como su madre abrasava el feretro en una fecha tan especial que era el dia de las madres, lo tumbaron las balas mas no el dinero fue todo unhombre echo y derecho como colocio

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